El Tribunal Supremo de Japón se niega a abolir una ley del siglo XIX que obliga a los matrimonios a utilizar un único apellido.
La feminista japonesa Kaori Oguni |
Según los jueces, la norma no es inconstitucional, aunque tradicionalmente sea la mujer la que pierda su apellido.
El origen de esta tradición reside en la concepción de que el matrimonio no es una unión entre individuos sino entre familias. Por eso, los más conservadores en Japón consideran que cambiarla podría poner en peligro incluso la estabilidad social del archipiélago. Según el académico Masaomi Takanori: "Los nombres son el mejor elemento para unir a las familias. Permitir varios apellidos es un peligro para el orden público y la base de nuestro sistema de bienestar".
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Una encuesta del diario Asahi Shimbun demostró que el 34% de los japoneses es partidario de la legislación actual, mientras que los jóvenes apuestan mayoritariamente por la posibilidad de elegir.
En una sociedad tan avanzada en otros temas, pero tan patriarcal como la nipona, únicamente el 63% de las mujeres en edad laboral trabaja (frente al 85% de los hombres), y sólo un 8% de los escaños en la Dieta (equivalente al Congreso de los Diputados en España) están ocupados por mujeres.
Ceremonia tradicional Shinzen shiki |
Existen varios tipos de ceremonias de matrimonio en Japón. La ceremonia tradicional (Shinzen shiki) se celebra en un santuario sintoísta. En ella, la novia se pinta de color blanco de pies a cabeza para declarar su condición de soltera a los dioses. Existen dos tipos de tocados: el Wataboshi (capucha blanca), y el Tsunokakushi (tocado).
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